La comprensión es lo primero.A menudo tendemos a considerar que la piel nunca cambia y que el diagnóstico que nos dieron hace años sigue siendo el actual. Lejos de la realidad. Seamos muy claros sobre cuál es su tipo de piel y condición de la piel. Este último es a menudo mucho más olvidado y rara vez se tiene en cuenta. Pero lo cierto es que es súper importante entender ambos conceptos antes de elegir cualquier cosmético.
Nuestro tipo de piel es la que describe nuestra piel (piel seca, piel grasa, piel mixta, o piel resiliente), difícilmente pasaremos de un tipo a otro, solo cuando la piel empieza a envejecer puede secarse porque con el envejecimiento de la piel estamos perdiendo lípidos.
Por otro lado, el estado de nuestra piel viene determinado por las condiciones añadidas que nuestra piel presenta en este preciso momento. A diferencia del tipo de piel, nuestra condición de la piel puede variar considerablemente a lo largo de nuestras vidas debido a factores internos y externos como el clima y la contaminación, el estrés, las drogas, los factores genéticos hereditarios y, por supuesto, también por los cosméticos que utilizamos. Esto explica por qué la piel grasa puede deshidratarse, o por qué las pieles mixtas también pueden ser sensibles. Por eso es importante diagnosticar el estado de nuestra piel y construir una rutina acorde a las necesidades que tiene nuestra piel en este momento, para que podamos mejorar el estado y aspecto de nuestra piel.